"des de que ens han robat les paraules no podem dir més que mentides."

diumenge, 17 de desembre del 2006

la zanja.

" aprendí a correr
más tarde aprendí a volar
desde entonces no tolero que nadie me empuje para adelantarme. "

-Así habló Zaratrustha-
Fredherich Nitsche

la verdad, no sé. el olor de la tierra mojada me acompañó desde que tengo uso de razón. no tengo idea si apareció de repente. si yo lo creé. si había existido siempre. la verdad, no sé. el caso es que para mi siempre estuvo allí. aquella muralla arenosa cubría los costados del camino por el cual andábamos. recuerdo que antes era más pequeña, aunque también yo lo era. recuerdo también todo aquel tumulto. toda aquella gente, yo entre ellos, apretada, que con su paso a rastras, rítmico y cada vez más pesado desgastaba el camino, y de a poco, tornaban éste más oscuro y profundo. cosas de la erosión que contribuían a acrecentar cada vez más el surco por el que andábamos . así que aquella muralla no era tal, sino que se trataba en realidad de una tremenda zanja. a veces me pregunté qué se escondía allá arriba. no pasaba de una mirada fugaz hacia el cielo pues si me hubiese detenido, cómo ya me había pasado con anterioridad, la muchedumbre me hubiese atropellado a empujones. no creo que hubiera malicia. ya se sabe. tal vez una reacción en cadena. -Vamos avancen. uno empuja a otro porque el de atrás le empujó y que a su vez fue empujado por el de más allá. no les echo nada en cara.
nadie me obligaba a seguir mi camino. nadie me prohibía salirme de él. entonces, porqué seguía. o hacia dónde me dirigía. encima de la ladera la incertidumbre me acechaba por igual. aún así algo me hacia pensar que lo que había allá arriba era mejor que esto. anduve un tiempo compadeciéndome de estos pobres ilusos que me acompañaban en el trayecto. a veces en voz alta. buscaba un poco de complicidad. tal vez alguien que me acompañara allá arriba. algunos llegaron a odiarme. sabia que necesitaba tiempo para meditar que hacer. pero tiempo era todo lo que me faltaba. a medida que abanzábamos, el surco se hacia más profundo y más angosto y sus paredes más difíciles de ser escaladas. pararme y obstaculizar el tráfico del gentío habría sido una mala idea. a esta altura la gente parecía decidida a llegar cuanto antes y cómo fuese a no se sabe bien, bien dónde y abasallar, sin importar cómo, con todo lo que se interpusiera en su camino. en esos días relenticé el paso a causa de mis dubitativas y vi alejarse a compañeros que me habían acompañado durante todo el camino. debía ser rápido si quería salir de allí. eso estaba claro. así que me decidí por unos bloques que se veían en la ladera de la izquierda y por los cuales, reptando, podría conseguir llegar a la cima de la muralla. y así fue. escalando ante la mirada atónita, a veces casi indiferente del gentío fui avanzando, no sin realizar un esfuerzo casi inhumano que a veces me invitaba a desistir. mis compañeros de camino se iban alejando de a poco. sabía que ya, a estas horas, los había perdido para siempre. me entró pánico en medio de la muralla. qué estaba haciendo. que extraño impulso me había llevado allí. a hacer lo que estaba haciendo. y si estaba equivocado. y si allí encima tan solo descubría que había perdido un tiempo valiosísimo tan sólo por hacer caso a mis pueriles fantasías. tal vez aún no era demasiado tarde. tal vez había aún marcha atrás. al fin y al cabo en aquella zanja no se estaba tan mal. y yo colgado. con las manos ensangrentadas ya no me atrevía a criticar la postura cómoda de aquellos que seguían el camino marcado. no estaba yo ahora en una situación mucho peor que la de ellos. ahora quería ser uno de ellos. no haber abandonado jamás el camino. entonces, qué buscaba allá arriba. qué estaba haciendo con mi vida. mil preguntas me azotaban la cabeza y mermaban mis fuerzas para seguir hacia arriba. cosa que ayudaba a acrecentar mis dudas sobre mi objetivo. realmente debía ir allá arriba.
no sé bien, bien qué fue lo que me impulsó a seguir. tal vez aquella sensación que jamás había tenido. o más bien dicho, aquel conjunto de sensaciones que esta vez llenaban mi cuerpo. el miedo. el dolor. la curiosidad. la inseguridad. sensaciones que hoy descubría en mi.
cuando estaba allá abajo me sabía protegido. nada me iba a pasar. nada. ni bueno ni malo. nada. estaba protegido por todos aquellos que cómo yo seguíamos el camino marcado por nosotros mismos. me sentía cómplice. acogido. igual. pero ahora. ahora me sentía diferente. nadie marcaba mi camino. nadie me podía aconsejar. nadie me diría donde debería pisar. sin embargo: me sentía vivo. algo que jamás antes había experimentado y que me proyectaba mucho más allá de mi propio cuerpo. yo estaba en todo lo que me rodeaba. yo era aquella ladera. yo era aquél nuevo camino.
no voy a decir que cuando llegué al labio superior que me separaba del abismo y se me descubrió qué se escondía allá arriba la imagen fuera paradisiaca. no era el Edén que había soñado. la verdad, no creo que la imagen fuera mucho mejor que la que se describía en el horizonte del camino zanjado. pero me decidí a caminar, no lo voy a negar, un tanto frustrado.
a pasado tiempo ya. y aunque al principio pensé en correr e ir a buscar a los compañeros que abandoné en el camino ( ahora no tenía gente delante y podía correr ) desistí al darme cuenta precisamente de eso. ahora podía correr. podía parar. podía detenerme y meditar hacia dónde dirigirme, y lo más importante, preguntarme si realmente debía dirigirme hacia algún destino...

divendres, 15 de desembre del 2006

me gustaba aquella pequeña rutina. casi programada. pero que a vueltas se volvía cada vez inédita. y a la cual yo respondia con sorpresa. como esperando que no hubieras entendido mi pregunta.
mi mano rozaba tu mejilla. esta mano tantas veces aspera. tan maltratada. tantas veces árida y carcomida. y tú entonces. sólo entonces y con ese ritmo sólo tuyo. sin cavilaciones. con un acompañado cerrar de ojos y mirar de cielos infinitos atrapabas mi mano entre tu hombro y esa mejilla recién reconocida. paseando suavemente.
respondiendo que si.
salvandome.
de nuevo.

a Laia.

Pau

el baúl de los retazos

"Se miente más de la cuenta
por falta de fantasia:
también la verdad se inventa."

Antonio Machado.




.en realidad no era más que un cuartucho, pero el viejo había sabido cómo ingeniarselas para convertir aquel viejo trastero en un lugar acogedor refugio de tertúlias y tomadores de café.
aprendimos el arte de la restauración. enmedio de estantes de libros clasificados con pulcritut y no sin antes haberlos canviado de lugar varias veces hasta encontrar el lugar ideal en el que dejarse desnudar. muebles, cómodas, sofás. esculturas improvisadas que servian de apoyo a bombillas de sesenta vatios. ningún reloj adornaba las paredes y a los presentes no parecía importarles demasiado. una vieja máquina "la zocialle" invitaba a acompañar de un buén café las lecturas .
al final el viejo se convenció de que la espuma, el azúcar moreno y la selección de tés no eran detalles sin importancia. Madre se entretenía allá al fondo cortando los pedazos de un "apple pie" recien horneado y rascando el poso quemado de las "muffins"de chocolate. los impacientes nos dejavamos deleitar por aquel suculento olor a manteca que impregnaba el ambiente.
yo dejé de tomar café en la mañana, y me consta que muchos otros también lo hicieron, por el placer de poder tener siempre un café entre las manos al atardecer y que el estómago no se resintiera exageradamente.
los miercoles todos los locos nos acercabamos a aquello de las nueve. dia de charla. de cuentos. de poesia. conocidas o por descubrir. a veces algún cantautor. o como aquella vez en que se formó una improvisada adaptación de una obra de Onetti por miembros de la compañia "La Batea". Los episodios de teatro invisible se sucedian y no había dia en que no cerraramos el portón sin un pensamiento que masticar de regreso a casa o antes de que el cansancio nos apagara los ojos.
parecia imposible que un sitio así pudiera existir en las entrañas de Barcelona.


al viejo.

Decembre 2006
Pau

dijous, 7 de desembre del 2006

...no quiero ser como tú.


mientras él hacia el amor
ella miraba por la ventana.

la muerte le besaba los talones


si casi no me acuerdo de recordar


..si casi ya no me acuerdo ni de recordar.

hace un año...

demasiados dias ya

















...hacía dias..
..hacía tiempo ya.
que algo apretaba mis entrañas. mis imposibles misterios. mi miedo por descubrirme.
así que decidí ir lejos.
a buscarme

dimecres, 6 de desembre del 2006