"des de que ens han robat les paraules no podem dir més que mentides."

divendres, 21 de novembre del 2014

insomios

había un silencio como de endrinas con sabor azul. como de pájaros que acababan de nacer aquel preciso invierno y despojados de alas y pétalos nombraban espejos. había una luz ténue a lo lejos que naufragaba a espasmos y un collar de mariposas negras que roían la tela del jardín. de unas pinzas verdes salía humo y también del hueco del recibidor a donde siempre ívan a desaparecer las canicas en homenaje a los elefantes moribundos. había palabras por todos lados y yo pequeño pequeño casi diminuto me escondía de los adultos con la única pretensión de ser visto. para ser nombrado. para poder ser existido. 
allá fuera estaba repleto de erizos y peldaños y querubíes, que nunca he entendido bién qué debían ser pero aún peor era saber que nunca he hecho el esfuerzo de buscarlo en ningún diccionario. aún así estaba repleto de ellos y de ellas. 
hice el esfuerzo por acercarme a la ventana, por mirar su rostro de miel y de rastrojos al tiempo que arrancaba de algún lado un trozo de pastel, pero sólo hallé pequeños puntos puntiagudos que me aspiraban la piel como gusanos . dejé que el tiempo se ocupara de todo lo demás y que su imagen se esfumara como una calcomanía. bebí un vaso de agua turbia con sabor a barro y especies y dormí. para que nunca el viento borrara ya mis sombras. 

tras un largo tiempo de descanso volví a mi, descendí hacia mi o a mis adentros. en un lugar impreciso entre un hombro y otro hombro mi desnudez se agitaba como recién estrenada. mis pulmones exalaban e inspiraban pelotitas blancas de azufre por las cuales unos pequeños hombrecitos saludaban hacia cualquier lugar conscientes de todo aquel teatro. desde entonces nunca más volví a decir pis o popó o esas cosas horribles que aún lo són infinitamente más cuando alguien intenta maquillar su fealdad con palabras de cuchillo.